¡Manos a la obra! Ejercitarte según tu calendario menstrual es un giro 360

No importa qué deporte te guste: correr al aire libre mientras disfrutas del buen clima, nadar en la piscina -en especial, durante el verano- o ir al gimnasio. Es posible que, durante tu entrenamiento, hayas notado que tu cuerpo no está al 100 % todos los días del mes.

¿Te sientes identificada con este escenario? ¡No estás sola! La fluctuación de hormonas del ciclo menstrual podría estar detrás de tu bajón de energía (y esto es perfectamente normal). Afortunadamente, hay maneras de adaptar tu actividad física al ciclo menstrual para comerte el mundo sin que nada te detenga. ¿Nos acompañas a verlas?

Deporte y ciclo menstrual – ¿Realmente el calendario afecta el rendimiento físico?

La respuesta a esta pregunta es un poco compleja. Los científicos, apenas hace unos años, se han puesto a estudiar cómo afecta el ciclo menstrual a las atletas femeninas. Lo que se sabe hasta ahora es que la variación abrupta de estrógenos no es lo suficientemente fuerte como para sufrir un impacto muy negativo a nivel deportivo.

No obstante, ¡cada caso es un mundo! Una mujer podría ser más sensible ante los cambios hormonales que otra y viceversa. Esta realidad se hace aún más evidente cuando hablamos del síndrome premenstrual. Un estudio realizado en la maratón de Londres reveló que 3 de cada 10 participantes se sentían más cansadas durante ciertos días de su ciclo menstrual. Generalmente, el tiempo de menor resistencia física reportado coincide con la llegada de la menstruación y el síndrome premenstrual.

Pero, ¡no dejes que los resultados de este estudio te desanimen! La madre naturaleza no es capaz de impedir que llegues a la meta. Piensa que, así como hay bajones temporales en el ciclo, también hay otros días con subidones importantes de energía.

Sí, es posible que la regla -y todo el proceso que está detrás de ella- tenga un impacto en los niveles de energía. Sin embargo, hay una solución simple para sortear los obstáculos: adaptar tu entrenamiento al ciclo menstrual.

adaptar la práctica de ejercicio físico al ciclo menstrual

¿Cómo entrenar en cada fase del ciclo menstrual?

No sabemos a ciencia cierta cómo afecta el ciclo menstrual en el deporte o, mejor dicho, todavía falta mucha información. Pero, ¡tranquila! Tenemos suficientes datos como para ponernos manos a la obra. Sincronizar las fases del ciclo menstrual y el ejercicio te permitirá sacar el máximo provecho a tus niveles de energía para alcanzar tus objetivos sin que nada te detenga.

La fase folicular y el deporte

La fase folicular inicia con la menstruación y dura más o menos la mitad de un ciclo (de 11-17 días, aproximadamente). A partir del día 5, tu cuerpo comenzará a producir estrógenos, mientras elimina la progesterona del ciclo pasado. ¿Qué significa esto? Que tu energía empezará a subir. Con tus niveles de energía y también de tu estado de ánimo al tope, nada te impedirá dar el todo por el todo.

Entrenamiento ideal para la fase folicular

Como tus niveles de energía están al máximo, puedes hacer lo que quieras, en especial ejercicios de mayor intensidad, como el spinning, el running y el HIIT. Si quieres ponerte a punto, te recomendamos también complementar tu entrenamiento con una buena alimentación. Incluir carbohidratos en tu dieta y alimentos probióticos (como el yogur) ayudarán a tu organismo a mantener el estrógeno en el nivel que necesitas.

entrenar durante la fase foculicar

La ovulación y el deporte

La ovulación dura poco, pero te regalará un montón de energía (aunque solo por un par de días). Un estudio llevado a cabo en 2002 determinó que, durante la fase ovulatoria, el cuerpo femenino alcanza su máximo rendimiento.

¿A qué se debe este potencial escondido? A nuestro viejo amigo, el estrógeno, y a su combinación con la progesterona (que apenas comienza a asomarse en el ciclo).

Entrenamiento ideal para la fase ovulatoria

Como tus hormonas están en el punto justo, tienes la opción de seguir un entrenamiento exigente, ya sea de cardio o de resistencia. Con respecto a los ejercicios de fuerza, sé un poco más cuidadosa. Aunque no están contraindicados, debes tener prudencia porque la progesterona que comienza a producirse en la ovulación, suele reducir la flexibilidad muscular. En otras palabras, no te exijas demasiado para evitar lesiones.

En cuanto a la alimentación, te conviene llenar tus platillos de muchos vegetales verdes (lechuga, rúcula, brócoli, entre otros). Una dieta rica en grasas saludables (salmón, frutos secos, aceite de oliva) te ayudará a prevenir algunos de los síntomas del síndrome premenstrual, como el acné hormonal y la hinchazón.

La fase lútea y el deporte

Después de liberar el óvulo maduro, tu cuerpo comenzará a despedirse del estrógeno, dándole todo el protagonismo a la progesterona. ¿Cuándo ocurre la fase lútea? Desde el día 15-16 al 28 (si tomamos como base un ciclo menstrual de 28 días).

La progesterona es una hormona catabólica, lo que quiere decir que multiplica la energía por 1000, por así decirlo. Esto incrementará tu resistencia física, pero también tu fuerza, velocidad y agilidad.

Entrenamiento ideal para la fase lútea

Si estás entrenando para una maratón o carrera deportiva, ¡este es el momento ideal! Mantente atenta con los entrenamientos de fuerza para cuidar tus músculos y tendones de un desgarre, y aprovecha esa energía que te sobra para practicar un ejercicio de cardio completo.

La natación, el senderismo, el patinaje y el ciclismo son buenos ejemplos (y, como ventaja adicional, te ayudarán a sentirte estupenda). Estar tan activa en esta etapa es perfecto para cuidar del corazón, esto por el aumento de pulsaciones que producen los ejercicios vigorosos.

Dependiendo de tu sensibilidad ante la caída de estrógenos, es posible que, durante la fase lútea, notes algunos de los síntomas del síndrome premenstrual (irritabilidad, retención de líquidos, sensibilidad mamaria, etc.). Si este es tu caso, puedes contrarrestarlos con un entrenamiento que mejore tu elasticidad y relajación, como el pilates, por ejemplo.

Como la alimentación importa, puedes ayudar a tu cuerpo a sortear los cambios hormonales variando un poco la dieta. Por ejemplo, una barra de chocolate 75 % cacao disminuirá esos antojos que tienes por comida chatarra y mejorará tu humor. Entre otros alimentos que puedes introducir en tu día a día, encontramos: avena y otros cereales integrales, frutos secos, cítricos, huevos, espinacas, aguacate y tofu.

La menstruación y el deporte

La regla suele venir acompañada de un bajón en el rendimiento deportivo; esto por la caída de hormonas, la hinchazón y la pérdida de hierro.

Entrenamiento ideal para la menstruación

¡No te exijas más de lo que puedes dar! Cambia los entrenamientos intensos por ejercicios más suaves. Puedes nadar un poco con tu bañador menstrual Loop, dar una larga caminata o hacer yoga con tus bragas menstruales Moovloop, diseñadas especialmente para hacer deporte.

Si necesitas un poco más de movimiento, trata de reducir el tiempo de las sesiones de entrenamiento. Recuerda que tus niveles de hierro están un poco bajos, algo que reducirá tu capacidad de oxigenación muscular y celular.

¿La alimentación puede ayudarte a entrenar con la regla? ¡Por supuesto! Aléjate de las bebidas con cafeína y de los alimentos procesados, grasosos o salados. Reemplázalos por comidas ligeras e ingredientes ricos en potasio y omega 3, como el plátano, la papaya, el mango, las nueces, los pescados y mariscos.

Beneficios de sincronizar el deporte con el ciclo menstrual

Es posible que durante tus días rojos estés un poco más cansada de lo normal. Pero -como has podido ver- la madre naturaleza te dará un boost de energía durante gran parte de la fase folicular, la ovulación y la fase lútea. Si comienzas a entrenar pensando en tu ciclo, notarás cómo mejora tu rendimiento físico.

¿Apenas te estás iniciando en esto del ejercicio? ¡Tenemos buenas noticias para ti! Entrenar basándote en tu potencial te ayudará a sentirte mejor contigo misma. Si das el 100 % cuando debes hacerlo y bajas de intensidad en los días de menor producción de hormonas, comenzarás a sentirte menos cansada.

Recuerda que el ejercicio puede hacer maravillas. No solo mantiene el peso, el colesterol y los triglicéridos donde deben estar (según el cuerpo de cada una). También:

  • Mejora la resistencia a la insulina y los síntomas menstruales asociados a los trastornos endocrinos.
  • Promueve la eliminación de toxinas a través del sudor, destapando tus poros para evitar que te salgan granitos antes de la regla.
  • Genera endorfinas que te ayudarán a disminuir los cólicos menstruales y los cambios abruptos de humor del síndrome premenstrual.
  • Regula el metabolismo y el sueño. Tener un reloj interno a punto te mantendrá alejada del insomnio y del estrés; dos factores que suelen descontrolar los ciclos.

Ya lo sabes. Tu ciclo menstrual esconde un extra de energía, resistencia y velocidad que puedes aprovechar para llevarte el primer lugar. Mantén un registro de tus reglas y aprende a escuchar a tu propio cuerpo.

La piel y el ciclo menstrual: porque las hormonas cambian el cutis

La piel es el órgano más grande y cambiante del cuerpo. Esta barrera protectora, además de mantenerte calentita en invierno y de librarse de las toxinas, se transforma constantemente, ya sea por el paso del tiempo, el estrés, el insomnio y, sí, también por el ciclo menstrual.

¿Las hormonas femeninas pueden llegar hasta el cutis? Pues, podríamos decir que sí. Aunque la mayoría de los cambios bruscos ocurren en épocas específicas de la vida -como la pubertad o el embarazo- lo cierto es que tu piel puede cambiar de aspecto dependiendo del día del ciclo menstrual en el que estés.

Saber cómo el estrógeno y la progesterona afectan el cutis te ayudará a crear una rutina infalible para el cuidado de la piel. En colaboración con las chicas de Kriim, te explicamos cómo influye la menstruación y las distintas etapas del ciclo en tu principal carta de presentación.

Si aún no conocías la marca Kriim, te contamos que diseñan y producen en su laboratorio un total de tres marcas propias que cubren diferentes necesidades pero que comparten una misma filosofía: productos orgánicos altamente eficaces. Rvolut, en la categoría facial, ofrece productos con altos porcentajes de principio activo. Khoi, con productos corporales y capilares, invita a disfrutar de una experiencia altamente sensorial por su aroma y textura. Y finalmente, Solito, es la marca de cosmética sólida con acesorios Zero Waste.

Ahora sí, comencemos…

¿Cómo afecta el ciclo menstrual al cutis?

¿Has notado que tu piel es más grasosa en unos días del mes y más seca en otros? ¡No eres la única! Así como los meses de verano e invierno interfieren en la producción de sebo, también lo hacen las hormonas. Los niveles máximos y las caídas abruptas de la progesterona, el estrógeno y la testosterona influyen en la textura y apariencia de las capas cutánea del cuerpo, en especial cuando hablamos del rostro.

Así las cosas, algunos días verás que tu piel está radiante y en otros notarás que tiene más poros abiertos que de costumbre. La subida de la progesterona, por ejemplo, podría venir acompañada de algunos granitos indeseados (algo perfectamente normal). El acné hormonal también es una posibilidad.

Si quieres saber qué esperar en cada etapa del ciclo, ¡quédate con nosotras! Hemos dividido un ciclo menstrual promedio de 28 días en cuatro fases diferentes para explicarte lo que se esconde detrás de tus hormonas (y de tu piel).

La fase folicular y el cutis (desde la regla hasta la fase ovulatoria)

La fase folicular, que abarca los primeros 13-14 días, hablando de un ciclo de 28, comienza con un bajo nivel de estrógenos. Cuando este nivel aumente, tu piel comenzará a cambiar.

¿Cómo cambia la piel durante la fase folicular?

  • Del día 1 al 7. Durante los primeros días de la fase folicular notarás que tu piel se mantiene equilibrada, casi sin cambios.
  • Del día 8 al 14. En la segunda mitad de la fase folicular verás algunos cambios: el cutis lucirá hidratado, terso y tonificado. Para ese momento, los niveles de estrógeno estarán mucho más altos y el cuerpo comenzará con la producción de testosterona.

¿Cómo cuidar el cutis durante la fase folicular?

La combinación de estrógenos con niveles normales de testosterona te regalará una piel bastante saludable y de buen aspecto. ¡Haz lo de siempre! Desmaquilla y limpia el rostro antes de irte a dormir, usa una crema hidratante y no salgas sin protección solar.

Para ello puedes utilizar un limpiador Kriim de cualquiera de sus gamas, que se adapte a tu tipo de cutis, te damos algunos ejemplos:

  • Si tu piel es de tipo grasa, existe el Niacinamide Cleanser, es un potente limpiador facial sin sulfatos con niacinamida que ayuda a eliminar puntos negros y a limpiar los poros.
  • Si eres de piel sensible, puedes utilizar el Carota Sativa Cleanser, Delicado limpiador facial sin sulfatos, que limpia sin irritar la piel. Ideal para pieles sensibles.
  • O si por el contrario tu piel es seca o mixta, el Hyaluronic Cleanser es ideal para ti.

No necesitas nada más. El cóctel de hormonas que hay en tu cuerpo estimulará la producción y absorción de colágeno y elastina. ¿Conclusión? Tendrás una buena cara.

Recuerda. El estrógeno y la piel son buenos amigos porque esta hormona tiene un efecto ultrahidratante. También mejora la absorción de colágeno y elastina, la cicatrización y la retención de agua en la dermis.

durante la fase folicular la piel se ve más tersa et hidratada

La ovulación y el cutis (interludio)

En la mitad del ciclo (día 14-15), tu cuerpo le dará la bienvenida a la ovulación. La cantidad de estrógenos del organismo estará por las nubes. Pero, ¡mantente alerta! Como la hormona luteinizante también hará su primera aparición, tu piel podría ser un poco más susceptible a las bacterias.

¿Cómo cambia la piel durante la ovulación?

La ovulación dura apenas 24-36 horas. Un par de días antes y después de ella, ¡te verás como nunca! Además de tener una cara descansada, con menos líneas de expresión y muy hidratada; tus pómulos lucirán jugosos y sonrosados. ¡Ni siquiera necesitarás colorete!

¿Cómo cuidar el cutis durante la ovulación?

El estrógeno te dará un cutis hidratado y saludable, por lo que no necesitarás esforzarte demasiado. Te recomendamos usar cremas, tónicos y leches limpiadoras ligeros, no comedogénicos y, preferiblemente, sin aceites de base. ¿Eres fanática del sérum? ¡Déjalo para después! En este momento, no lo necesitas.

Eso sí: como la hormona luteinizante debilita la protección natural del cutis frente a las bacterias, debes prestar mucha atención a la limpieza facial. Es importante mantener los poros limpios y libres de suciedad o maquillaje para que no se taponen y se generen granitos indeseables más adelante.

La fase lútea y el cutis (desde la fase ovulatoria hasta la próxima regla)

Después de la ovulación, comienza la fase lútea y con ella, el síndrome premenstrual. Unas hormonas caerán abriéndole paso a otras y el efecto hidratante del estrógeno desaparecerá.

¿Cómo cambia la piel durante la fase lútea?

La progesterona estará a su máxima potencia en esta etapa del ciclo. Es posible que tengas antojos por dulces, bollería y frituras; además de una piel más grasa de lo normal. Si notas un par de granitos justo antes de la menstruación, no te asustes: es perfectamente natural en esta etapa del mes.

¿Cómo cuidar el cutis durante la fase lútea?

Somos lo que comemos. Por eso, trata de llevar una alimentación equilibrada. No hay nada de malo en mimarte con una deliciosa trufa de chocolate o con unas chuches de vez en cuando, pero ten en cuenta que sucumbir a los antojos de la fase lútea puede tener un efecto indeseado en tu piel.

Mantente alejada de las comidas procesadas y del exceso de sodio para evitar brotes de acné. Si ves granitos en la zona de la barbilla, ¡déjalos donde están! Pellizcarlos solo empeorará la situación.

Céntrate en la limpieza del cutis y nútrelo con fórmulas hidratantes y antioxidantes de textura liviana, como con los serums de la marca Kriim, que se adaptan a tu tipo de piel y además son naturales. Si puedes usar menos maquillaje en estos días, ¡hazlo! Te ayudará a evitar que los poros se congestionen.

Nota. El tipo de cutis también importa cuando hablamos de los cambios en la piel y el ciclo menstrual. Si tu cutis es graso o mixto, es posible que notes algún brote de acné o un brillo inusual y molesto. Si tienes la piel seca, un aspecto más hidratado.

La menstruación y el cutis (fin de un ciclo, comienzo de otro)

Cuando la regla y tu braguita Loop aparecen en escena (día 28 del ciclo), el estrógeno y la progesterona desaparecen, es decir, caen abruptamente.

¿Cómo cambia la piel durante la menstruación?

Un nivel bajo de estrógeno y progesterona suele tener un efecto negativo en el cutis. Posiblemente veas que tu piel, además de estar más sensible, tenga una apariencia apagada, seca y sin brillo. Este aspecto mate acentuará las arrugas e imperfecciones, ¡así que a cuidar la piel!

¿Cómo cuidar el cutis durante la menstruación?

La sequedad es el principal efecto de la caída abrupta de las hormonas. ¿La solución? Refuerza el cuidado facial con cremas hidratantes y nutritivas, sobre todo si son orgánicas, conscientes e innovadores, que además provienen de una marca honesta centrad en la experiencia de la comunidad. Así que te recomendamos a ojos cerrados las diferentes lineas de cremas faciales de Kriim.

Las mascarillas de cosmética natural también podrían servir, en especial si incluyen ingredientes antioxidantes y energizantes; como agua de rosas, frutos del bosque, vitamina C, manteca de cacao, coco, miel de abejas, etc.

Recuerda. Si sufres de alergias cutáneas, acné hormonal o dermatitis podrías notar que tus síntomas empeoran con la llegada de la regla. De ser el caso, busca ayuda en el consultorio de tu dermatólogo/a (y también con tu ginecólogo/a).

Consejos para tener una piel más sana durante el ciclo

La mejor forma de lucir una piel espléndida es cuidándola desde dentro. Cocina platillos ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes; y trata de evitar la comida procesada, las conservas y los alimentos refinados. Ingredientes como la avena, la miel y el cacao pueden hacer maravillas en tu rostro.

Para impedir que se formen las tan temidas bolsas y ojeras, asegúrate de dormir tus 7-9 horas al día, mantente activa para reducir el estrés y disminuye la ingesta de cafeína. Beber suficiente agua será un componente clave para que tu piel se vea más hidratada.

En cuanto al cuidado diario, lo mejor es usar productos de cosmética natural creados para tu tipo de cutis. Desmaquíllate siempre para lucir una piel limpia y tersa, y no salgas de la casa sin protector solar. Recuerda que el sol es el principal agente de envejecimiento prematuro.

¿Menstruación con coágulos? Más normal de lo que piensas

La menstruación es una constante en la vida de la mujer desde la pubertad. Sin embargo, puede que coincidas con nosotras en algo: aunque hayamos visto el flujo menstrual un millón de veces, nunca deja de sorprendernos. Unos días, la menstruación tiene una apariencia más líquida y de un rojo brillante. Otros, una tonalidad un poco más oscura con masitas de sangre.

¿Deberías preocuparte si ves coágulos en la regla? ¡Para nada! Es parte de la mismísima naturaleza.

¿Qué son los coágulos de la regla?

Los coágulos que ves en tu protección menstrual durante la menstruación son exactamente lo que crees: sangre coagulada. Estas diminutas masas de sangre están compuestas de un flujo más espeso de lo normal. Pueden ser elásticas, gelatinosas o un poco más líquidas y son perfectamente normales durante el periodo.

¿Por qué aparecen coágulos en la menstruación?

Por lo general, tener un periodo con coágulos no es una señal de alarma. Si bien los expertos necesitan profundizar un poco más en el tema -faltan más estudios- hay varias razones (todas lógicas) para que aparezcan:

#1 La sangre está diseñada para coagularse

La sangre que circula en tu cuerpo puede coagularse y tenemos el ejemplo perfecto para demostrártelo. Cuando te cortas un dedo, las células sanguíneas comienzan a juntarse para cerrar la herida y promover la cicatrización. ¿Por qué ocurre esto? Porque la sangre contiene, entre otras cosas, plaquetas y una serie de proteínas sanguíneas conocidas como factor de coagulación. Como ves, ¡estamos hablando de biología pura!

Ahora bien, durante la menstruación el cuerpo produce una mayor cantidad de anticoagulantes para que la regla pueda ser expulsada sin inconvenientes. Entonces, ¿por qué hay coágulos en el periodo? Pues, porque, en ocasiones, los agentes anticoagulantes no tienen el tiempo suficiente para actuar.

#2 La sangre también se coagula cuando hay poco movimiento

Cuando la sangre circula más lento de lo normal, puede formarse un coágulo. ¿Este principio puede aplicarse a la menstruación? ¡Por supuesto! Ante una regla abundante, el flujo menstrual tardará mucho más en salir, lo que provoca la formación de coágulos de sangre.

Consejo de Herloop. Prepárate para las reglas abundantes con la protección adecuada. Por ejemplo, nuestra braguita menstrual Oslo te dará el nivel de absorción de tres tampones sin recambios, incomodidades o fugas molestas. ¡Ponte guapa y protégete en esos días con una braguita tan guapa como tú!

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#3 El flujo menstrual es mucho más que sangre

El flujo menstrual incluye, además de sangre, parte de las menstruaciones pasadas, flujo vaginal, el óvulo no fecundado y los restos del revestimiento endometrial. Por tanto, no sería absurdo afirmar que contiene una gran cantidad de tejidos. La presencia de estos tejidos provoca una coagulación que es perfectamente normal.

#4 Algunos escenarios promueven la coagulación

Cuando dormimos, las proteínas responsables de la coagulación se activan. Es por ello que quizás al despertar notes que tu flujo menstrual tiene más coágulos que en el transcurso del día. Hay otros escenarios que podrían favorecer la coagulación, como la anemia o el hipotiroidismo. Afecciones como estás impiden o desequilibran la absorción de vitaminas y minerales.

La falta de hierro, vitamina B y ácido fólico causa un desbalance en los componentes sanguíneos, haciendo que haya menos glóbulos rojos y más plaquetas. Al haber más plaquetas, también habrá más proteínas de factor de coagulación. ¿Conclusión? ¡Puede que veas más coágulos en tu flujo menstrual!

#5 La combinación con el moco cervical forma coágulos

Al contener sangre, el flujo menstrual cuenta con una cantidad importante de glóbulos rojos. Cuando estas partículas se unen al moco cervical -que es un fluido bastante elástico- se tienden a formar coágulos. A veces se ven, a veces te deshaces de ellos al orinar. Pero, de seguro, están -o estuvieron- ahí.

Entonces, ¿es normal tener coágulos en la regla?

Sí. Siempre que tengan un tamaño y volumen aceptable -ya hablaremos de esto- es normal ver coágulos en la menstruación. En la mayoría de los casos, no hay nada de qué preocuparse.

¿Cuándo aparecen los coágulos en la menstruación?

Los coágulos menstruales aparecen con más frecuencia el primer y segundo día de la menstruación. La razón es simple: los primeros días menstruales son los más pesados. Sin embargo, es importante que tengas en cuenta que los coágulos menstruales pueden formarse en cualquier momento del periodo, en especial si se tienen reglas abundantes.

los coagulos pueden aparecer en cualquier momento de la menstruación, aunque aparecen más los dos primeros días

¡Hablemos de la apariencia! ¿Cómo son los coágulos menstruales?

Si nos fijamos en el color, los coágulos menstruales pueden ser:

  • Rojo oscuro. Comunes en cualquier ciclo o día del periodo.
  • Rojo intenso. Normales en los primeros días de la regla.
  • Amarronados. Aparecen en los últimos días de la menstruación o cuando el flujo menstrual se mezcla con los restos de sangre de las reglas pasadas.
  • Rojo violáceo. Especialmente, ante menstruaciones abundantes.

En cuanto al tamaño, los coágulos menstruales normales tienen una dimensión que va desde los 3 mm hasta los 5 mm. ¿Podrían ser más grandes? Realmente, sí. Lo importante es que no superen los 0,25 mm. En casos como estos, podría haber algo preocupante detrás.

¿Cómo medir los coágulos menstruales?

La mejor forma de controlar tus coágulos menstruales es conociendo la apariencia de tu flujo vaginal normal. Recuerda que cada cuerpo es un mundo y que tus coágulos pueden ser más grandes o más pequeños que los de tus amigas cercanas.

Si notas coágulos más grandes que una moneda de un euro en tu braguita menstrual Loop, mantén la calma y programa una visita con el/la ginecólogo/a. Coméntale todo lo que recuerdas de tu ciclo menstrual: nivel de molestias de los cólicos menstruales, síntomas del síndrome premenstrual, duración de la regla, entre otros. De esta manera, le ayudarás a encontrar la causa.

Alerta. Fuera del sangrado de implantación, no deberías sangrar o expulsar coágulos durante el embarazo. Si notas un coágulo grande y grisáceo en tu braguita durante el tiempo de gestación, ¡visita un centro de urgencias! Podría ser una señal de infección o aborto espontáneo.

¿Todas las mujeres notan coágulos en su menstruación?

Sí y no. Vamos a profundizar en esta respuesta. Podríamos decir que, al menos una vez en su vida, todas las mujeres han visto coágulos en su flujo menstrual. No obstante, la química corporal de cada persona es diferente. Quienes suelen tener periodos abundantes, se quejan mucho más de los coágulos menstruales que otras mujeres. De hecho, aparecen en casi todas sus reglas.

Hay ciertas etapas en la vida de la mujer que podrían provocar coágulos, aun cuando no hayan aparecido en periodos anteriores. Después del embarazo, durante la perimenopausia y en la adolescencia hay una probabilidad mayor de formación de coágulos menstruales.

Coágulos menstruales – ¿Cuándo acudir al médico?

Como ves, los coágulos menstruales son perfectamente normales (al menos en la mayoría de los casos). Sin embargo, hay algunas señales que, de presentarse, deberían alertarte de hacer una visita al ginecólogo. Si tus coágulos menstruales son muy grandes, ¡mantente atenta a otros síntomas!

  • Muchos días de sangrado
  • Ansiedad o fatiga extrema
  • Sangrado leve fuera de la regla
  • Menstruaciones muy abundantes
  • Cólicos menstruales incapacitantes
  • Fuertes síntomas del síndrome premenstrual

En casos como estos, es importante que acudas a tu médico de confianza, ya que podría haber alguna enfermedad o afección detrás de los coágulos menstruales anormales. Veamos algunos ejemplos:

Fibromas uterinos

Una menstruación pesada acompañada de coágulos grandes, muchos días de sangrado y dolores intensos en el bajo abdomen suele ser una clara señal de fibromas uterinos, en especial si también se tiene un spotting menstrual (sangrado leve fuera de la regla) frecuente.

Los fibromas uterinos son quistes benignos, es decir, no cancerígenos; que no suelen provocar problemas graves. Entonces, ¿por qué deberías acudir al médico? Porque los fibromas pueden llegar a ser muy molestos.

Además de cólicos menstruales y un flujo menstrual bastante pesado, podrían llegar a generar problemas de postura, dolores lumbares, distintos tipos de anemia, entre otros.

Hipotiroidismo

Cuando los coágulos de tamaño anormal vienen con ansiedad, fatiga extrema, ciclos irregulares y un fuerte cuadro del síndrome premenstrual; la causa podría estar en la tiroides. El hipotiroidismo suele afectar el ciclo menstrual generando un flujo pesado, cambios abruptos de humor, somnolencia y una mayor sensibilidad ante las variaciones hormonales: acné, náuseas o cefaleas premenstruales, etc.

Endometriosis

La endometriosis es una enfermedad inflamatoria que provoca que el revestimiento del endometrio crezca fuera de la cavidad uterina. Cuando esto sucede, las mujeres suelen tener, además de menstruaciones con coágulos grandes, reglas sumamente dolorosas. Incluso podrían llegar a experimentar un dolor similar al cólico menstrual fuera del periodo.

Nota. Lo mismo sucede en el caso de la adenomiosis, aunque el crecimiento del revestimiento uterino, en este caso, ocurre en las paredes musculares uterinas.

Trastornos de la sangre

La sangre, ya sea por genética o como consecuencia de algún medicamento (como la aspirina o ácido acetilsalicílico), puede provocar un déficit o exceso de proteínas de factor de coagulación. La hemofilia y la trombofilia son tan solo dos ejemplos de ello.

Síndrome de ovarios poliquísticos

El síndrome de ovarios poliquísticos también puede ser la causa de una menstruación con coágulos anormales. Si, además de coágulos grandes, tienes ciclos irregulares con períodos de amenorrea y dismenorrea, cambios físicos (como exceso de vello facial, un fuerte cuadro de acné, etc.) o resistencia a la insulina; no dejes de visitar al médico para que te ponga en control.

Estrés y cambios hormonales

El estrés como el insomnio, la apnea de sueño, la depresión, el ejercicio extremo, las subidas o bajadas importantes de peso y los trastornos alimentarios, provocan alteraciones hormonales que pueden influir en el volumen y apariencia del flujo menstrual y por ende, en el tamaño de los coágulos. Si notas algo fuera de lo normal, ¡anota tus síntomas y acude a tu médico de confianza!

¿Cómo reducir la aparición de los coágulos menstruales?

Los coágulos menstruales son un fenómeno natural, pero si te incomodan, podrías intentar reducirlos regulando el periodo. Mantenerte activa durante el mes sin entrenar más de la cuenta equilibrará la producción de melatonina (la hormona del sueño) y reducirá los efectos negativos del estrés. Por ende, estarás ayudando a tu cuerpo a restablecer el ciclo.

Bajar de peso (si te encuentras en sobre peso) también es recomendable porque con ello aumentas la sensibilidad a la insulina, combatiendo así una de las principales causas de los ovarios poliquísticos. Asegúrate de consumir alimentos ricos en vitamina C para fomentar la absorción de hierro, no te saltes las consultas con el ginecólogo y toma suficiente agua en el día.

Fase folicular – La antesala de la ovulación

La regla es mucho más que un par de días de sangrado. Aunque no solemos pensar en ello, la realidad es que detrás del periodo hay una fluctuación hormonal completa.

Cada fase del ciclo tiene su importancia: la ovulación, interludio o fase ovulatoria se encarga de liberar un óvulo maduro; la fase lútea de los preparativos para un embarazo viable -o, en su defecto, del periodo- y la fase folicular de poner los ovarios a trabajar.

Esta etapa tan maleable del ciclo menstrual será la protagonista del artículo de hoy. Conoce la fase folicular a profundidad con Loop y familiarízate con los cambios que se producen en tu cuerpo.

¿Qué es la fase folicular?

La fase folicular o estrogénica ocurre a la par de la menstruación (comienzo del ciclo menstrual). Por lo general, se lleva la primera mitad del ciclo, culminando justo antes de la liberación del óvulo maduro.

Como su nombre lo indica, la fase estrogénica es la encargada de despertar a los folículos para que el desarrollo de los óvulos transcurra sin problemas.

¿Sabías que… uno de los óvulos que se desarrolla durante la fase folicular será el que tu cuerpo libere durante la ovulación?

¿Qué día comienza la fase folicular?

La fase folicular comienza con la llegada de la regla, aunque -técnicamente- la producción acelerada de estrógenos no ocurrirá sino hasta unos 4 o 5 días después del primer día de manchado. ¿Cuándo termina la fase folicular? Justo antes de la liberación del óvulo maduro, durante algo que conocemos como interludio menstrual, ovulación o fase ovulatoria.

¿Cuánto dura la fase folicular?

La fase preovulatoria es la más maleable de todas. ¿Qué quiere decir esto? Que, a diferencia de las demás, es bastante flexible. Generalmente, se lleva 12 o 14 días contados a partir del primer día del ciclo menstrual (la llegada de la regla).

¿Esto siempre es así? No. Para ser sinceras, es común que la producción de estrógenos se retrase -en ciertos escenarios- haciendo que la fase folicular dure tanto como 20 o 22 días.

Para que te hagas una idea, un estudio publicado en 2019 arrojó, después de estudiar 600 000 ciclos menstruales, que la fase folicular realmente tiene una duración promedio de 17 días. Como ves, estos 12-14 días a los que se refieren muchos autores -la primera mitad del ciclo- son tan solo una aproximación, no la regla.

¿Qué ocurre durante la fase folicular?

La fase folicular comprende varios cambios en el organismo:

  1. La expulsión de flujo menstrual -sangre, el óvulo del ciclo pasado, tejidos viejos y el recubrimiento del endometrio- a través del cuello uterino: menstruación. Siéntete mucho más cómoda en esta etapa del mes con nuestras bragas menstruales Loop.
  2. La proliferación, desarrollo y maduración de los óvulos o, lo que sería lo mismo, la preparación del cuerpo para la ovulación. Tus niveles de estrógeno y progesterona se elevarán en esta etapa.
  3. El crecimiento y engrosamiento de las paredes del endometrio para un posible embarazo. El tejido endometrial formará parte de la regla en caso de no haber fecundación.

Este conjunto de cambios ha llevado a los expertos a dividir la fase folicular en dos partes: una etapa secretora (expulsión de la regla) y una etapa proliferativa (estimulación de los folículos y preparación del útero para recibir a un óvulo fecundado). ¿Tienes dudas? ¡No te preocupes! Vamos a adentrarnos en este proceso en detalle.

La fase folicular y la menstruación

La fase folicular comienza el día en que baja la regla y es una señal clara de que no se produjo una implantación embrionaria en el ciclo pasado. La duración de la menstruación dependerá de muchos factores, pero en términos generales, se llevará unos 3-7 días.

Durante esos 3-7 días del periodo, los niveles de estrógeno en el cuerpo serán realmente bajos; algo que cambiará a lo largo del ciclo. Cuando la regla finalice, el cerebro ordenará la producción de varias hormonas para estimular el desarrollo de un óvulo.

La fase folicular y la FSH

¿Alguna vez te has preguntado de dónde vienen los óvulos? Verás: cada una de nosotras nace con unos 500 000 folículos ováricos, unos pequeños saquitos que permanecen inactivos durante la mayor parte de nuestras vidas. Las hormonas que se secretan en la fase folicular activarán 25 o 35 folículos por ciclo. Es justamente en estos saquitos donde los óvulos se desarrollarán al máximo.

Cuando termine la regla, la hipófisis -una pequeña glándula que regula varias hormonas del organismo- ordenará que el cuerpo produzca FSH (hormona foliculoestimulante) para despertar a cada folículo. Los folículos activados por la FSH comenzarán a crecer, sobresaliendo de los demás (que seguirán dormidos).

A estos folículos -escogidos por la naturaleza, por así decirlo- se les conoce como cohorte folicular. De ahí saldrá el óvulo maduro en la fase ovulatoria.

La fase folicular y la preovulación

Cuando la cohorte folicular sobresalga de los demás folículos y llegue a la superficie del ovario, el cuerpo liberará estradiol para bloquear la función de la FSH y así parar la producción de óvulos. Sin la hormona foliculoestimulante, los folículos dejarán de crecer y solo uno de ellos absorberá los restos de la FSH en el organismo.

Es justamente este folículo -científicamente conocido como folículo de Graaf– el que liberará al óvulo maduro. ¿Qué sucederá con los demás folículos de la cohorte? Pues, al no tener una misión, se degenerarán paulatinamente.

¿Sabías que… cuando el folículo de Graaf se abra y libere al óvulo maduro se convertirá en una glándula temporal? Esta glándula improvisada se conoce como cuerpo lúteo y será la responsable de la producción de los picos de progesterona en tu cuerpo.

La fase folicular y el estrógeno

Mientras la cohorte folicular se encarga de la ovulación, el cuerpo ordenará el incremento de los niveles de estrógeno. Esta será la señal que necesita el organismo para engrosar el revestimiento del endometrio -preparar el útero para la fijación de un óvulo fecundado- y producir el moco cervical.

La función del moco cervical es bastante simple: facilitar el viaje de los espermatozoides por el cuello uterino. No obstante, también se puede usar como una pista para calcular la mitad del ciclo menstrual (y así anticiparse a la llegada de la regla).

¿Nuestro consejo de Loop? Cuando veas el moco cervical en tu braguita, cuenta unos 12-15 días y saca tu tanga Paris. Así, estarás lista para darle la bienvenida a la regla.

¿Sabías que… el engrosamiento del endometrio se produce porque el cuerpo lúteo comienza a segregar un montón de estrógeno y progesterona? Si la implantación ocurre, el cuerpo lúteo trabajará hasta el segundo o tercer mes del embarazo. En ese momento, le pasará la antorcha a la placenta, que será la encargada de continuar con la producción de hormonas. ¿Qué ocurre si el embarazo no se produce? En ese caso, el cuerpo lúteo se degenerará y será expulsado con el flujo menstrual.

La fase folicular y la ovulación

La fase folicular culmina con la ovulación. Hasta este punto, esta larga -pero necesaria- etapa habrá cumplido su misión: preparar el cuerpo para un posible embarazo o, en su defecto, para los días rojos del mes.

¿Qué sucede después de la fase folicular?

La respuesta corta -como habrás adivinado- es la ovulación, pero vamos a profundizar un poco más en esta respuesta. El final de la fase estrogénica o folicular marca la liberación del óvulo maduro y la transformación del cuerpo lúteo en una glándula temporal. En otras palabras, después de la ovulación -que dura tan solo unas horas- comenzará la fase lútea, conocida también como progesterogénica.

¿Puedo quedar embarazada en la fase folicular?

Sí. De hecho, puedes quedar embarazada en cualquier momento del ciclo menstrual. No obstante, las probabilidades son mucho más altas durante la ovulación. Como los espermatozoides pueden vivir varias horas dentro del cuerpo femenino, debes calcular que tu período de fertilidad comienza en los últimos 5 días de la fase folicular.

Recuerda. Ovular en dos fechas distintas del mes es más común de lo que se piensa. Es por ello que podrías quedar embarazada en cualquier momento del ciclo menstrual (siempre que tengas relaciones sexuales sin protección).

¿Cómo saber si estoy en la fase folicular? – Las señales frecuentes

La forma más fácil de saber si ya entraste en la fase folicular es estar atenta al calendario menstrual. Como ya sabrás, el primer día del ciclo (la llegada de la regla) marca el inicio de la fase folicular. Ahora bien, dejando el periodo de lado, hay otras señales que podrías notar durante la fase estrogénica:

  • Es normal que en la primera semana te sientas un poco cansada. La expulsión de la regla causa un ligero desequilibrio en los niveles de hierro. La fatiga, la hinchazón y la sensibilidad también es común en estos primeros días. Pero, ¡no te desanimes! Puedes ayudar a tu cuerpo a producir endorfinas y recuperar energías practicando un deporte suave, como el yoga. Aumentar el consumo de frutas y verduras también te beneficiará.
  • 1-2 días antes de que la regla finalice, verás que tu estado físico y de ánimo comienza a cambiar. Tendrás un subidón de energía, te sentirás mucho más optimista y la hinchazón desaparecerá. ¿La razón? La producción de hormonas ya estará en marcha y esto tendrá un impacto positivo en tu organismo.
  • Un par de días antes de que la fase folicular llegue a su fin, tu flujo vaginal se transformará. Se volverá más acuoso, más elástico y transparente, ¡como la clara de huevo! ¿Lo has visto en tu braguita? Pues, esto, más que un flujo, es el moco cervical que suele aparecer entre la fase folicular y la ovulación.
  • ¿Te ves radiante? ¿Tus mejillas están sonrosadas? ¿Notas que tu cutis está más hidratado de lo normal? ¡Estás en la segunda mitad de la fase folicular! El pico de estrógenos en el cuerpo hará que tu piel y tu melena se vean sanas, brillantes y llenas de vida. Así que, si crees estar más guapa, ¡quizás estés en lo cierto!

Causas que alargan la duración de la fase folicular

¿Recuerdas que dijimos que la fase folicular es la más cambiante del ciclo? Volvamos a este tema. Hay varias causas que podrían estar detrás de una fase folicular prolongada, pero ¡no te asustes! La mayoría de ellas son inofensivas:

  • Ciclos irregulares. Si no eres tan regular como te gustaría, entonces tu fase folicular es más corta en algunos ciclos y más larga en otros. Tener ciclos irregulares es algo común. Habla con tu médico de cabecera para encontrar la causa y regular la regla.
  • Estrés, estrés y más estrés. El estrés físico y emocional causa estragos en el cuerpo (y la fase folicular no es precisamente inmune a él). Si estás en un estado de alerta constante, es probable que tu cuerpo no sea tan eficiente en la producción de hormonas. Justamente, esto es lo que retrasará la llegada de la ovulación.
  • Cambios abruptos en la rutina. Irte de vacaciones al otro lado del mundo, cambiar de zona horaria varias veces en un mismo mes, bajar o subir abruptamente de peso o comenzar a entrenar más de la cuenta puede prolongar la duración de la fase folicular. Trata de no exigirte demasiado y de no llevar tu organismo al límite. En un par de meses, ¡todo debería volver a la normalidad!

Fase folicular – ¿Cuándo acudir al ginecólogo?

La prolongación de la fase folicular puede ser normal, pero también podría ser un indicio de algo más, como un desorden endocrinológico, algún fármaco que inhiba la ovulación, el síndrome de ovarios poliquísticos, la endometriosis o una infección vaginal. Incluso la anemia y los trastornos alimentarios (anorexia, bulimia, entre otros) podrían retrasar la fase ovulatoria o producir un período de anovulación.

Si tienes varias faltas en el año (amenorrea), cólicos intensos o reglas demasiado abundantes, ¡anota tus síntomas y visita al ginecólogo! Él te ayudará a encontrar la causa y a regular tus ciclos.

¿Qué es el clítoris? ¡Descubre el misterio con Herloop!

Durante siglos, por no decir milenios, el clítoris ha sido todo un misterio (al menos para muchos hombres y, por qué no admitirlo, también para algunas mujeres). Este pequeño punto localizado en la vagina, como todo superhéroe, encierra un gran poder. ¿Intrigada? Entonces, ¡quédate un poco más! Hoy vamos a echarle un vistazo a uno de los órganos más maravillosos del cuerpo femenino.

¿Qué es el clítoris?

El clítoris es un órgano ultrasensible que conecta a la vagina y al cuello uterino con la vulva. Biológica y anatómicamente hablando, sería el equivalente femenino del pene (dejando la producción del semen de lado, claro está). De hecho, los fetos con una carga genética XY o masculina desarrollan su miembro a partir del clítoris. La naturaleza nunca deja de sorprendernos, ¿cierto?

Aunque suele creerse que el clítoris es tan solo una pequeña protuberancia ubicada sobre la unión de los labios menores de la vulva -y, en cierto sentido, lo es- es mucho más grande de lo que piensas. Para que te hagas una idea de sus dimensiones, bastaría con decirte que lo que ves en el espejo durante tu sesión de autoexploración representa un 25 % de su tamaño total.

La realidad es que el clítoris tiene una longitud de unos 10-13 cm, una pasada considerando que lo que se ve no suele superar los 5 mm de ancho y 25 mm de longitud.

¿Cuál es la función del clítoris?

El clítoris tiene un papel fundamental en la generación de placer sexual. No obstante, una cosa lleva a la otra: puede que la sensibilidad del órgano clitoriano facilite, de cierta forma, la reproducción. Veamos de qué se trata.

El clítoris contiene un montón de terminaciones nerviosas, 8000 para ser exactas. Es por ello que reacciona fácilmente a la estimulación interna o externa, convirtiéndose en la zona más erógena del cuerpo de las mujeres. Al activarse, las partes visibles e invisibles de todo el órgano se hinchan hasta duplicar su tamaño.

Esta respuesta física ejerce una presión en la parte superior de las paredes vaginales que hará que las mujeres sientan aún más placer durante la penetración o la masturbación. Y justo aquí aparecería una especie de ventaja reproductiva.

Y es que, la excitación femenina produce una especie de flujo viscoso, resbaloso y transparente para hidratar la vagina, evitar la fricción, facilitar la penetración e impedir que el coito sea doloroso.

Pero, ¿dónde está el clítoris?

La respuesta corta es tanto en la vulva como en la vagina. ¿La respuesta larga? ¡Vamos a por ella! Antes de comenzar con esta excursión virtual al cuerpo femenino, dividiremos al clítoris en dos: uno interno y otro externo.

Conociendo -o reconociendo- el clítoris externo

El clítoris externo, dependiendo de la forma de la vulva, puede estar ligeramente asomado entre los labios mayores o debajo de estos. ¿Cómo se ve? Pues, como un pequeño guisante. Lo reconocerás con facilidad porque está justo en medio de la unión superior de los labios menores (y también porque está cubierto por un capuchón o prepucio).

¿Qué función cumple el prepucio? Proteger la puntita del clítoris o glande; el punto más sensible del clítoris externo. Es gracias a esta protección que no te excitas al caminar, al hacer ejercicio o con el roce de tu braguita menstrual Loop.

Debajo del clítoris, encontrarás dos orificios: uno que pertenece a la uretra (el más pequeño) y otro a la vagina (el más grande).

Nota. Hasta aquí, ya conoces todas las partes del clítoris externo. Si quieres saber más sobre la anatomía de la vulva, te dejamos un enlace a nuestra guía especial.

Descubriendo -o redescubriendo- el clítoris interno

Como decíamos, lo que puedes ver del clítoris es tan solo su parte externa. Sin embargo, este pequeño y escurridizo órgano se divide internamente en cuatro ramas diferentes.

La base de todo el órgano se conecta con la pelvis. Las ramas exteriores rodean la abertura de la vagina terminando cerca del ano (bulbos vestibulares). Las ramas interiores, en cambio, emprenden un viaje hasta la pared vaginal (crura del clítoris).

Tanto los bulbos como la crura del clítoris se hinchan durante la estimulación sexual. Al hacerlo, elevan la temperatura y presión de las paredes vaginales que, como respuesta, ordenan la producción de lubricación vaginal.

¿Sabías que… el clítoris, tal como el pene, tiene erecciones? La causa es la misma para el cuerpo masculino y femenino: el incremento del flujo sanguíneo en la zona.

¿Dónde queda el punto G?

El clítoris, en sí mismo, es un órgano misterioso que apenas está siendo estudiado por los científicos. No obstante, el punto G -punto Gräfenberg- lo es mucho más. ¿Por qué lo decimos? A finales de 2017, un grupo de expertos asumió el reto de encontrar el punto G sin éxito alguno. ¿Eso quiere decir que no existe? Pues, el tema es complejo, pero tenemos una buena teoría al respecto.

¿Recuerdas a los bulbos vestibulares y a la crura del clítoris, esas ramificaciones internas que rodean la vulva y que terminan en las paredes vaginales? ¡Perfecto! La tesis mayoritaria afirma que el punto G no es otra cosa que las raíces nerviosas de la crura vaginal.

Durante la excitación, estas raíces se hinchan lo suficientemente como para sentirlas, siendo las responsables de los orgasmos vaginales. Las pruebas sugieren que la combinación de estímulos internos y externos durante la relación sexual -es decir, las contracciones de los músculos pélvicos, el roce con el pene, el choque de los cuerpos durante el sexo, etc.- estaría detrás de los orgasmos femeninos.

Entonces, ¿no hay punto G? No, al menos no si lo imaginabas como algo diferente al clítoris. Si bien faltan estudios más profundos sobre el tema, lo más seguro es que ese punto corrugado que a veces se hincha dentro de la vagina no sea otro que nuestro viejo amigo, ¡el clítoris!

¿Cómo estimular el clítoris como una experta?

No hay una fórmula secreta para estimular el clítoris y disfrutar de un orgasmo en todo su esplendor. Cada mujer es un mundo: lo que a unas les da placer, a otras no y viceversa. Ahora bien, hay algunas claves generales que podemos compartir contigo para ayudarte a encender tu botón personal de oxitocina:

  • Explórate y conócete a ti misma. La clave detrás de la estimulación del clítoris radica en el conocimiento, el ensayo y el error. Necesitas dar con lo que te gusta, pero no podrás hacerlo si no conoces la zona como la palma de tu mano. Así que, toma un espejo y dedícate a explorar tu vulva (con clítoris incluido).
  • Ponte cómoda y ¡relájate! No importa si estás sola o con tu pareja: ponte cómoda, libera la mente y trata de dejar el estrés de lado. Puedes crear un ambiente más relajado tomando una ducha caliente antes de “jugar” con el clítoris, leer literatura erótica, encender algunas velas aromáticas, celebrar una sesión de besos apasionados… ¡Lo que te guste!
  • No lo estimules directamente. Al menos no en un primer momento. Basta con frotar la piel que lo rodea, como los labios vaginales mayores y menores, la base del clítoris, etc. Presionar ligeramente la zona circundante también es una buena opción. Lo ideal es que descubras lo que te gusta.
  • Sube la temperatura gradualmente. No vayas tan rápido. Tómate tu tiempo y comienza con movimientos lentos, suaves y repetitivos. Incrementa la presión y la velocidad paulatinamente.
  • Prueba tocando tu punto G. Si quieres ir un poco más allá, puedes estimular las raíces nerviosas del clítoris desde dentro, ya sea con un vibrador u otro juguete sexual. La masturbación con los dedos o la penetración durante la relación sexual también te ayudará a hacerlo.

¿El clítoris y el pene son lo mismo?

No, pero podría decirse que pertenecen a la misma familia. Previo a la definición del sexo de un embrión, no hay pene ni vulva: solo el corazón del clítoris. Antes de finalizar el tercer mes del embarazo, los genes y el ADN del feto decidirán el sexo del futuro bebé. En ese momento, la naturaleza convertirá a este pequeño punto sensible en una vulva -con todo lo que ella comprende, incluyendo al clítoris- o en un pene.

Tanto el clítoris como el pene tienen, en esencia, lo mismo: un prepucio, un glande y un tejido eréctil capaz de hincharse durante la excitación sexual.

Datos curiosos sobre el clítoris que toda mujer debería conocer

Ahora que ya sabes qué es el clítoris y qué función cumple, es momento de pasar a los datos curiosos. Estamos seguras de que algunos te dejarán con la boca abierta:

  • El clítoris está detrás de varios tipos de orgasmo. Uno de ellos, como ya habrás adivinado, es el orgasmo clitoriano. ¿Cuáles son los demás? Los orgasmos múltiples, los orgasmos mixtos y los orgasmos vaginales. El único por el que no podría llevarse el crédito sería el orgasmo uterino.
  • No todos los clítoris son iguales. ¿Cómo? Así como lo lees. Tu nariz, tu boca, tu vulva, tus manos -entre otras cosas de tu cuerpo- son únicas e irrepetibles y el clítoris no es la excepción. Algunos son más grandes, otros más pequeños. Algunos más sensibles, otros menos sensibles. Y así sucesivamente. ¡No compares tu clítoris con otros! Todos son hermosos y funcionales.
  • El clítoris no solo se hincha durante las relaciones sexuales. También lo hace en los días cercanos a la ovulación. El cambio de tamaño es casi imperceptible, pero está ahí: los científicos lo han notado.
  • El clítoris existe porque sí. ¡No es una consecuencia evolutiva! Algunos científicos creían que el clítoris era un avance evolutivo. ¿Su tesis? La madre naturaleza dio a las mujeres la capacidad de sentir placer durante las relaciones sexuales para perpetuar la especie. ¿La realidad? Todo apunta a que no es así. No tiene una función directa en la reproducción. Más bien, solo un papel secundario.
  • El clítoris no para de crecer (y conoce el secreto de la juventud eterna). Los ginecólogos bromean con el crecimiento del clítoris porque, tal como las orejas o la nariz, no para de hacerlo. Ahora bien, hay una clara diferencia con otros órganos del cuerpo femenino: el clítoris no envejece. ¡Que nos dé el secreto!
  • Aunque el clítoris nos ha acompañado toda la vida, fue descubierto recientemente. ¿Qué tan recientemente? Pues, un poco antes del siglo XVII. Si bien las mujeres de la época ya sabían de su existencia, un cirujano y anatomista italiano -Renaldus Columbus- se atribuyó su “descubrimiento”.
  • El clítoris es una fábrica de oxitocina. Bueno… no en sí mismo, pero sí el orgasmo que produce. Esta es la razón por la que el estrés, las preocupaciones y hasta los cólicos menstruales desaparecen o disminuyen después del orgasmo.

¿El clítoris también puede enfermarse? – Señales de alerta

El clítoris, como todo órgano, no es inmune. ¿Qué quiere decir esto? Que puede doler, picar o arder después de una lesión, de una relación sexual vigorosa, de un exceso de estimulación directa, etc. Incluso los jabones de baño o el detergente que usas para lavar la ropa podrían generarle erupciones, dermatitis por contacto, entre otras afecciones.

Para mantener la salud de tu clítoris intacta, usa ropa íntima de algodón. Lava la vulva solo con agua, aléjate de las duchas vaginales y mantente atenta a cualquier cambio. Y no te olvides: cuando estés en tus días rojos, busca un método de protección transpirable, cómodo y no irritante, como nuestra braguita menstrual.

Recuerda. Ante cualquier señal de alerta, como dolor o picazón persistente, ¡haz una cita con el ginecólogo! Hay ciertas enfermedades, como el cáncer de vulva y la candidiasis, que podrían afectar este pequeño -pero importante- órgano.

¡Hablemos de ablación! Porque el clítoris, como la menstruación, también está rodeado de tabúes

Hasta hace un par de décadas, el clítoris ni siquiera aparecía en los libros de anatomía. Nadie hablaba de él. Era un tema tabú o, en algunas sociedades más liberales, polémico.

Lamentablemente, los tabúes no traen nada bueno. En pleno siglo XXI, hay países -como Guinea y Somalia- que realizan ablaciones (mutilaciones genitales femeninas); una práctica inhumana que ha puesto en peligro la vida de más de 200 millones de mujeres y niñas, que fortalece la desigualdad de género y que debe erradicarse por completo.

Hablar sobre la ablación femenina, compartir datos oficiales y hacer campañas de concienciación es una buena manera de ponerle fin a la ablación. Si todos los seres humanos ponemos nuestro granito de arena, podríamos eliminar la mutilación genital femenina para el 2030.